Una vez metidos los perros en el corral emprendimos nuestro viaje a Cádiz pero antes teníamos que parar donde Chema tenía aparcado el coche pues dentro del maletero se nos había dejada olvidada la caja. El comienzo no estaba siendo bueno, más despues de esperar 20 minutos a que apareciera la caja, pero qué podía salir mal cuando unos chirigoteros como nosotros van con todas las ganas a la meca del carnaval. jajajaja pronto lo averiguamos.
pum taca taca taca taca"quillo, quillo, quillo, quillo" que esto va a reventar" jajajaa había que ver la cara y el cuerpo al Retajila miéntras chillaba al ritmo de la goma de la rueda reventada golpeando los bajantes del mini-bus justamente donde se encontraba su silla. La verdad es que nos dió un susto por lo escandaloso. Seguimos unos metros intentando darle remedio al problema pero lo que hicimos fue darle remedio a la botella de aguardiente que no llegó a Bollullos.
Tuvimos que buscar una salida de la autopista para cambiar la rueda.Rato de lo más divertido, que santa paciencia tuvo el conductor. Allí cada uno dió lo mejor de si en inventiva e ingenio en lo relativo al conocimento mecánico del montaje y desmontaje de ruedas de mini-bus. Más de uno en la murga tenía el curso de CCC. Le estropeamos hasta el juego de llaves al pobre hombre y encima nos pusieron un bus de los grande. Eso si, de Bollullos a Palos fuímos con la rueda cuqui. A pesar del tiempo perdido pudimos el resto del camino estirar y colocar las piernas donde se nos antojara.
Cruzamos el puente Carranza observando como la lluvia inundaba un poco más la bahía. Que descaro lo del puente nuevo. No lo tienen ni a la mitad. El caso es que fue bajarnos en la Caleta y dejó de llover. Buena ventaja esto de viajar con Jesús. Nos pusimos en posición de ataque y cruzamos la calle la Palma entre las arengas del gentío entre quien se encontraba la simpática Petróleo. A partir de aquí pues... ...puerta de correos, Plaza de las Flores, La Viña..... Cádiz...
Hago mención al choco gaditano de muy calidad pero muy caro, muy muy caro, caro, carísimo. Sale a un euro la tira. También valió para más de un cuple el almuerzo que nos pegamos. ¿ que nos pegamos? si nos hubiesen pegado nos hubiese dolido menos la puñalada. Pero bueno nada ni nadie podía arañar nuestra felicidad porque muy caro que sean los chocos. Despues de comer aquello era un hormiguero ya que el día empezó a abrir y estaban todos los coros en sus bateas por las calles. Cosa buena que en cada esquina se rebose arte y puedan sacarte una risa, un aplauso o un meneo. Todo el mundo tiene ganas de pasarlo bien y es paciente y condescendiente. Da gusto.
Quisimos saludar al personal en la peña los Juan Cojones pero estaba a reventar nos lo pensamos mejor.
Se nota la experiencia y fuimos todo el camino pendiente que no se olvidará nada y de aliviar a los que siempre están más cargados (cargados de peso). A san Juan Bombista hay que buscarle una cosita mas apañada si queremos que nos duré.
Ya sea bueno o malo todo se acaba y tirando de garganta dimos los últimos pases de camino al bus. Ya cerca íbamos en silencio respirando las calles conscientes de que este privilegio no sabe uno cuando termina, y que puede que sea el último donde el protagonista eres tú. Quise que nos fuéramos con una foto de grupo en plena plaza de abastos que arriba os dejo. No es que fuera el final de la historia porque aun nos quedaba el bautizo de Chema y la vuelta con mil y un aputas que... ...lo dejo ahí.
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